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Yo no vivo en San Cristóbal

Nací en San Cristóbal en 1986. Me criaron, crecí, estudié y trabajé allá: durante 25 años disfruté sus amaneceres y atardeceres con todo lo que hay en el medio. También me mudé de San Cristóbal, pero no por ella: no tengo quejas.

Hoy, dos años después de irme, San Cristóbal es mencionada en todo el mundo por diferentes -inserte aquí las que quiera- razones. Y entonces me da por hablar, por opinar, por decir. Siento la necesidad de escribir, llamar, conversar, preguntar y responder. Ser y estar. Y no puedo, porque me mudé ¿sabe? porque «¿y usted no está en Panamá?» Y sí, es verdad, no vivo allá, pero…

… está mi mamá que pasa (y lo digo con propiedad) al menos tres horas cada dos o cuatro días en un supermercado para obtener los productos básicos, que tiene que cocinar tan pronto como pueda porque desde hace tiempo es un padecimiento conseguir gas doméstico, que no duerme por la inseguridad y los disparos que se escuchan a mitad de la noche, que trabajó más de la mitad de su vida dando clase y su jubilación es cualquier cosa menos un descanso.

… está mi papá que tiene que hacer malabares con el sueldo de profesor universitario mientras aguanta horas de cola en otro supermercado (en San Cristóbal desde hace años se regula la venta de productos: no solo por familia, en casos como el Bicentenario por cédula) para conseguir lo que mi mamá no, sin carro porque no hay baterías para reemplazar la que se dañó aunque se despierte en la madrugada para intentar conseguirla en el distribuidor, llegando a casa con la luz del día porque bueno, la inseguridad.

… está mi hermana, con la tesis a medias y un toque de queda que detesta pero sabe que tiene que cumplir: ya son muchos los  atracos a conocidos, los robos a vecinos, los secuestros a paisanos. Dejando a mami en el supermercado para ir a pasar un tiempo similar echando gasolina (que también se regula desde hace años), con odios que no entiende, con preguntas al pasado y con reclamos al presente de Venezuela.

… está mi tía, que mantiene sopotocientas personas con la pensión, que sí que sabe de multiplicación de panes, que no tiene gas, que se le va el agua, a quien ya han atracado en la buseta y que pasa más horas que mi mamá en el supermercado porque tiene una nieta que alimentar.

… está mi sobrina que no tiene la leche que necesita y las compotas que le regula su mamá, porque con ella hacen lo propio en las tiendas. Mi niña que tiene que ir al parque temprano y con media familia, porque ya el peligro llegó a la cuadra. Una personita que no entiende por qué se le dice tanto «no» y que ya aprendió a tener paciencia.

… está mi mejor amiga, luchando para no cerrar su negocio porque día tras día las decisiones económicas de la revolución bonita aplastan a todo emprendedor honesto, dejando de ganar para pagar sueldos de quienes ahora considera su familia, intentando dormir en medio del caos por vivir en la «Ucrania» de San Cristóbal.

… están mis afectos, amigos, hermanos de vida. De quienes por cierto me convierto en enlace informativo cuando se quedan sin luz, sin internet, sin señal. Quienes me hacen respirar profundo cuando se van desconectando. Quienes me mandan notas de voz en las que escucho gritos, explosiones, frustrachera. Todos brillantes, todos trabajadores, todos jóvenes, todos con miedo, todos luchando, todos resistiendo.

… están mi comadrita y mi compadrito, ahorrando hasta lo último para tener un bebé. Ya no piensan en comprar casa porque para qué seguir apuntando a lo imposible. O lo uno o lo otro.

…está mi UNET, mi hermosa casa, mi universidad: con cuarenta años y pasando tal vez el momento más complicado en su historia.

… están mis alumnos, mis colegas y mis profesores enviando bendiciones porque «de la que me salvé»

… está mi escuela de música sin recursos pero con arte.

… está Domingo en la bodega, subiendo los precios porque se los suben.

… están los sancristobalenses, que son lo más bonito que he conocido, lo mejor que me ha pasado.

No, yo no vivo en San Cristóbal, pero estoy allá.

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De madrugada soy traficante.

Es temprano en la mañana. Son las seis, tal vez las seis y media. Me detengo un momento para pensar si realmente le necesito. Sí. Sí necesito. Luego de la ducha, el café (negro) y un zombi caminar, decido salir al frío sancristobalense (que cada día se va más rápido al salir el sol). Enciendo el auto y subo el volumen de la música para vencer la pereza y el sueño (y un poco de rabia).  Si lo recuerdo, sintonizo La Mega para escuchar a Chataing. A veces, depende del animo, río. Decido la ruta de siempre. Es más fácil en el mismo sitio, verá usted:  ir con frecuencia, saludar a su proveedor, conversar con la gente del lugar, «dejar para el jugo», comprar otras cosas, todo contribuye con el logro del objetivo: conseguirle. Pienso cuál comentario iniciará la conversación para no parecer desesperada. Por momentos siento estrés, pero recuerdo que le necesito y bueno… paciencia (más).

Arribo al sitio. La cantidad de personas es la usual para la hora. Trato de recordar cuál frase elegí para comenzar a hablar pero la olvidé por el sueño. Sonrío y saludo. Pongo en práctica otro de los métodos: señas. Me siento entrenadora de béisbol: guiño el ojo derecho (no sé hacerlo con el izquierdo), levanto mi dedo índice sutilmente a la altura de la cadera, guiño el ojo nuevamente, sonrío, levanto el pulgar  para indicar agradecimiento y vuelvo a comenzar. Recibo como respuesta un «ya va» con gestos.  Camino, comento la noticia del día anterior, busco con la mirada al proveedor mas «pana» y le recuerdo que estoy esperando. Compro otras cosas para desviar la atención. Sigo esperando. Todavía no pago. Comienzo el ritual de señas por tercera vez y percibo afirmación. Trato de no sonreír demasiado, no quiero ser evidente.  Me entrega una bolsa de papel marrón y rápidamente la guardo en las otras bolsas de plástico. Camino rápidamente y pago mi mercancía. Me retiro.

Regreso al auto. No miro la bolsa. No sé si es buena o mala. Olvido preferencias. Hace tiempo dejé de esperar la de mejor calidad: no se consigue. Me siento agradecida, gané una pequeña batalla, lo logré. Los días en que era fácil no los recuerdo, tengo años practicando este ritual, me acostumbré. Aun hay rabia, sí, pero el conseguirle la disipa un rato. No importan muchas cosas que minutos antes importaban. No recuerdo qué dijo Chataing. Estoy más despierta y menos zombi. Estoy tranquila. Estaré tranquila por unas 24 o 48 horas más. Tengo un litro de leche. Sí. Un tonto, breve y efímero litro de leche.  En Venezuela, este hermoso territorio lleno de sabanas, llanos, montañas, desierto y todos los animales que vienen con ello, no se encuentra leche de vaca ¡De vaca! No pido de un animal en vías de extinción, o algún otro que no sea posible tener en el país. En mi Venezuela, que recibo y amo cada vez que otro no la quiere, llena de petróleo (para no perder la costumbre de decirlo y re decirlo) NO SE CONSIGUE LECHE DE VACA. Sabrá usted a quien lanzarle la culpa, ya que ese parece ser nuestro deporte nacional.

Yo, por mi parte, de madrugada soy traficante.

Aviso: ninguna gota de leche fue malgastada al escribir estas letras.

Leche Táchira

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Táchira es dos punto cero.

El pasado martes 02 de agosto de 2011 se llevó a cabo en San Cristóbal un foro llamado «Táchira Web 2.0: Revelando el Potencial de las Redes Sociales«, organizado por la Lotería del Táchira y cuyos objetivos principales eran conectar la población del Estado con las nuevas tendencias y medios de Internet, ademas de recaudar fondos para las obras sociales de diferentes fundaciones en la región.

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Desde que me enteré del evento, quise participar: mi profesión y pasatiempos están directamente relacionados con el mundo 2.0 y el uso de las redes sociales para diferentes fines, así que decidí indagar en sus ponentes, costos y lugar.  Al revisar la plantilla de participantes y sus respectivas charlas, encontré bastante interesante la variedad del contenido a presentar, con tres expositores regionales  y tres nacionales, cada uno experto en su área. El costo me pareció aceptable, dado que lo recaudado irá a parar a fundaciones con programas para la familia tachirense: entre 100 y 200 bolívares y 3 cartones de Kino Táchira (puesto que están en las celebraciones de su cumpleaños numero veinte). El lugar: teatro de la Universidad Nacional Experimental del Táchira, no solo mi alma máter sino también mi principal sitio de trabajo. Así pues la decisión estaba tomada: me inscribí en Táchira Web 2.0

La mañana del martes al llegar a la UNET, encontré un poco de desorganización (que por fortuna solo se presentó en esta etapa del foro, de resto estuvo realmente admirable) ya que los participantes debían esperar en cola para una especie de registro que, al arribar a mi turno, no entendí: primero cada quien tenía que  mostrar la entrada a las jóvenes de protocolo y luego pasar a otro salón donde simplemente tomaban la parte desprendible de la misma y entregaban material del foro. Creo que todo pudo ser mas rápido al hacerlo con las primeras dos jóvenes y ahorrarse la entrada al salón. Esto hizo que se retrasara una hora el comienzo del evento.

Una vez dentro del teatro de la universidad, a las 9a.m., la reconocida comunicadora Lorena Arraiz y el animador zuliano Leonardo Villalobos dieron inicio formal al evento con una bienvenida a los participantes y posteriormente la presentación de palabras del presidente de la Lotería del Táchira: Angel Pernía y del rector de la UNET: José Sanchez Frank.

La primera ponencia estuvo a cargo de Enrique Vásquez, licenciado en mercadeo y profesor universitario en el Oriente  del país. Con el título: «¿Para qué sirven las redes sociales?» el conocido tuitero une su experiencia en mercadeo y su presencia en las nuevas tendencias sociales de Internet para presentar las características de las mismas, ademas de su visión del uso y provecho. Aunque personalmente no comparto la  misma percepción de Enrique en cuanto al uso de social media, encontré interesante varios de sus puntos. Algunas frases que me quedaron: «…con las redes sociales regresó el concepto de la plaza de pueblo: la gente se conoce, se reune, comparte», «… siempre consigues asesoría: encuentras quien te ayude». Ademas tuve la oportunidad de preguntarle sobre el uso del «1×1″o «sigueme y te sigo» en Twitter, iniciativa que encuentro contradictoria con la esencia de la red de microblogging, y de las recomendaciones rifadas en concursos. La respuesta del amigo Enrique: «No puedes desvirtuar el pensamiento de un ser humano mientras esté enmarcado en el respeto… cada cabeza es un mundo».

Luego le tocaría el turno al profesor sancristobalense Cesar Omaña, colega ingeniero de quien tuve la oportunidad de recibir clases (publicidad) en un curso de locución y oratoria. Su ponencia: «La marca Táchira en la web» fue sin duda mi favorita. El profesor Omaña presentó una pequeña introducción de conceptos y términos de publicidad, mercadeo y web 2.0 para luego plantear la construcción de una marca en la red: Táchira. Algunas interrogantes como: «¿Estamos satisfechos con la visión del Táchira que se presenta actualmente en Internet?, ¿Tenemos como Estado presencia representativa?» me hicieron pensar  en todas las oportunidades que tenemos como región para explotar en la vida 2.0. Su propuesta se centra en un conjunto de pasos cíclicos compaginados por tachirenses que deseen y puedan colaborar: Coordinadores, Contenidos, Hosting, Promoción, Mantenimiento y Financiamiento.

El tercer tema discutido en el foro estuvo en manos de Ángel Méndez (Caracas), consultor en Tendencias Digitales, Online Marketing y redes sociales. «Impacto de Internet en Latinoamérica» fue el título de esta exposición, donde Ángel reveló cifras muy interesante sobre el comportamiento de la población latinoamericana y venezolana en los últimos años en la red.  Números: Latinoamérica ha crecido 48% en los últimos 3 años, por su parte, Venezuela tiene 37% de crecimiento en Internet, lo que indica que tenemos mucho por hacer y desarrollar. Actualmente nuestro país ocupa el tercer lugar en el ranking latinoamericano de web 2.0, luego de Chile y Brasil y tiene 2.300.000 usuarios de Twitter , el 63% de internautas cuenta con edades comprendidas entre los 7 y 24 años y los usuarios que aun utilizan Hotmail como chat tienen entre 7 y 17 años. Comentaba Ángel que el éxito del crecimiento en la red va mas allá de adoptar tecnologías: se debe ademas crear, compartir e influenciar: «2.0 es compartir» y resaltó el impacto que esta teniendo cada día mas, en Venezuela, LinkedIn. La frase: «lo que necesitas invertir en redes sociales es tiempo».

Después de estas tres ponencias llegó el momento del intermedio (unos 25 minutos) donde cada participante recibió un refrigerio bastante completo. Ademas habían cafeteras lo que para mi representa un plus. Un número considerable de personas se acercó a los ponentes para conversar, expresar inquietudes o ideas y, claro, tomarse fotografías.

El inicio de la última parte del foro estuvo a manos del locutor, comunicador y humorista venezolano: Luis Chataing. Desde su aparición en la tarima del teatro, Chataing fue aplaudido en varias oportunidades por el público que reía con frecuencia durante su intervención. «Marketing personal» el tema de su ponencia, en la que compartió su experiencia personal en las redes sociales, especialmente Twitter y cómo la utiliza de focus group instantáneo. Durante esta parte del foro tuve una experiencia en particular, ya que en la ronda de preguntas y gracias a que el micrófono dispuesto para esto no sirvió en mi turno, Chataing bajó hasta mi lugar para escuchar la inquietud que tenía. Luego de un intercambio de bromas, risas y una fotografía, pude preguntarle si esta al tanto de la responsabilidad que tiene al ser seguido por mas de 500.000 personas, lo que lo hace un posible trendsetter y qué tanto se cohíbe o no al tuitear. Su respuesta, bastante completa, indicó lo consciente y responsable que es al expresarse en los 140 caracteres que tiene para cada tuit, sin dejar de ser él y decir lo que siente y opina. Las frases: «Cada vez estamos mas cerca del medio: el individuo se convierte en medio»  y «Algo que evito a rabiar es separarme de lo que pasa en mi pais: yo participo».

Alejandra Quintero, community manager de la Gobernación del Estado Táchira, tuvo la responsabilidad de continuar con Tachira Web 2.0, compartiendo su experiencia, aprendizaje y desenvolvimiento en esta nueva profesión a través de la charla «La labor del Community Manager». Uno de sus comentarios iniciales me llamó bastante la atención, por su sencillez pero a la vez capaz de dejar claro qué hace este personaje: «es el que atiende la tienda». Alejandra dejó claro que la tolerancia, saber escuchar, medir los sentimientos y el impacto causado en los seguidores por cada publicación, buen contenido y una reacción rápida ante los errores son piezas clave para el responsable de una comunidad en linea. Su frase: «Lo que realmente importa: las personas». Algo un poco molesto durante esta ponencia: en dos oportunidades interrumpieron, una para recibir al Gobernador del Táchira: Cesar Pérez Vivas y posteriormente para avisar que debía concluir debido a la falta de tiempo (que puedo apostar se originó por comenzar una hora después de lo estipulado).

Cesar Pérez Vivas tomo unos minutos para saludar a los presentes y hablar del uso que, como Gobernador del Estado, da a sus dispositivos móviles y redes sociales para permanecer en contacto con las personas, informar sobre su gestión y estar al tanto de lo que ocurre cada día.

Para finalizar, el ingeniero UNETENSE Manuel Castro habló sobre los «Modelos de Negocios Web 2.0», dando un breve repaso de la historia de la WWW, el auge y caída de los .com y cómo cada idea de negocio ha tenido que ajustarse, actualizarse y tener la capacidad de originar rentabilidad a través de la red. Lamentablemente y por motivos de tiempo, su charla también fue breve. La frase: «Las empresas que sobreviven (en la red) y ademas con éxito, son las que ofrecen servicios como principal activo y tienen un modelo de ingresos».

A las 2p.m. y luego de una despedida de los animadores y promotores, concluyó el primer foro de tecnologías web del Táchira. Sin duda un excelente evento con muy buen contenido, organización y producción.  Fue agradable asistir (cada minuto valió la pena), conocer la calidad de los internautas tachirenses: mediante las preguntas realizadas a los foristas pude apreciar el nivel de cultura y entendimiento de la audiencia en temas 2.0, saludar a tuiteros y blogueros locales: JuanRules, Skatox, Isaine y FrancyKarina, y en general compartir con una comunidad que tal vez parece aun tímida, pero sin duda pronto dará pasos importantes y tendrá presencia marcada en la red de redes.

Con certeza os digo: Táchira es dos punto cero.

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¿Heterosexual? Entonces usted es gay 95% del tiempo.

Sí. Usted. Gay. ¿Por qué? Fácil: Cuando un homosexual, lesbiana, bisexual o transgénero (que, para abreviar, de ahora en adelante llamaremos persona) se despierta, lo hace igual que usted ¿Ducha? Sí, una persona también se ducha, se viste y desayuna, igual que usted, igualito ¿Trabajo? Bingo. Una persona sale de su casa, va al trabajo o a estudiar. Toma el autobús, sube al metro, pide taxi, enciende el carro, camina. Sí. Una persona camina, un pie a la vez, igual que usted. Retos durante el día, lluvia, calor, llamadas telefónicas, almuerzos, libros, amigos, Facebook, café(seses), problemas, sonrisas, llanto, luchas… ¿Sigo? No. Creo que ya se hace una idea: los días de una persona son iguales a los suyos.

Oh, por el otro 5% me pregunta… Bueno, eso no lo comento. Esa hora del día le pertenece a la persona, es parte de su intimidad, de su amor por su complemento, por ese ser que le llena el alma, le roba suspiros, le gusta o… ¿Quisiera usted que discutamos lo que pasa en su cama? Eso pensé. Lo que cada quien haga en su habitación, mientras sea producto de amor (consensual) le pertenece, ¿no?… ¿Por qué tengo que andar pendiente si a usted le gustan los gorditos/as o pecosos/as? ¿Tendría que ofuscarme si su amado es alto/a o bajito/a? Pensándolo con mas detalle tal vez la diferencia no es tanta. Creo que el 5% es muy grande, tal vez es solo un 4% o quizá 3%.

«Salir del closet»

Ya que estamos comentando lo similares que son una persona y usted, le pregunto: cuando se presenta, usted ¿antecede su nombre con «hetero»? o… antes de entablar una amistad verdadera: ¿pasa horas, días, ¡meses! pensando en cómo decirle a su amigo/a que va por determinado equipo de fútbol? ¿Le esconde a su jefe su religión? ¿Usa lentes de contacto para ocultar el color verdadero? … Piense por un momento: ¿Debe omitir parte de usted, su ser, su personalidad, su vida? ¿Debe anunciar y aclarar a todo el mundo con quién duerme y a quién ama?

¿Por qué una persona tiene que «salir del closet» y estamparse la frente con una etiqueta? ¿Acaso lo único que define un ser humano es con quien duerme? … No lo creo.

¿Por qué usted puede andar con su amor sin previos anuncios y una persona no?

Cuestión de genética, enfermedad.

Quedo atónita cuando leo, en pleno siglo XXI, opiniones que sostienen que la homosexualidad es una enfermedad. Un gen defectuoso que «debe» ser curado.

Hmmm… un gen defectuoso. Me imagino que a ellos les preguntaron de cuál color querían la piel o qué tan altos querían ser. Tal vez les cuestionaron lo liso del cabello o sobre el negro de sus ojos ¿Qué? ¿No? ¿No les preguntaron? ¿Los enviaron a la tierra a ser y nada más? ¡Wow! ¿Así? ¿Sin decisión? … Mirá.

¿Y no han buscado remedio para los ojos azules? ¿O un pelirrojo pecoso? ¿Para un terco o un cariñoso? ¿No? ¿Ya encontraron cura para la antipatía? ¿Para la intolerancia? ¿Para el odio? ¿Ah? ¿Cómo dice? ¿¿Esas no son enfermedades?? Oiga… que curioso.

Arrejunte legal

Aunque creo fielmente en Dios y en su amor por todos y todas, voy a misa cada domingo y sí, soy católica, lo mas importante en estas líneas es que usted se despoje de su religión (si la tiene).

Ya le expuse mi teoría (práctica) de lo similar en la vida de una persona y usted (al menos 95% del tiempo son iguales). Es decir, una persona, ante todo y como usted, es un ser humano. Vive, respira, siente. Un ser humano con derechos. Sí, derechos humanos solo por ser (como usted es) y vivir. No importa físico, religión, política, estilo de vestir, estrato social, comida favorita, sexo. Entonces: ¿por qué debe importar la orientación sexual?

¿Qué super poder tiene usted para decidir que dos personas que se aman y comparten su día a día no pueden hacerlo oficial ante la ley? ¿ Quién le dio esa potestad? ¿Por qué dos seres humanos tienen menos derechos que usted? No hay razón.

¿Religión? ¿Y quién está hablando de religión? Los derechos humanos, constitucionales, legales no tienen nada que ver con religiones. La unión legal de una pareja de seres humanos es independiente de creencias. Es algo legal, no de credos o dogmas. ¿O es que usted ve que a los católicos se le aplica una constitución y a los evangélicos otra? ¿Los testigos de Jehová tienen una tercera lista de leyes?

¿Dios? Ja. Dios es amor, y lo demás… lo demás es cuento.

Así que dígale unión, matrimonio, arrejunte legal, como quiera. Las leyes de una nación deben ser aplicadas a todos por igual, sean católicos, evangélicos, catires, gordos o personas. O… ¿Qué cree usted que es la justicia?

¿Ve? ¿Se da cuenta que son mas las similitudes que las diferencias que usted tiene con un homosexual, lesbiana, bisexual o transgénero? Y si todos los seres humanos tenemos el mismo valor, ¿por qué simplemente no nos decimos personas?

¿Para qué etiquetas? ¿Para qué distanciarnos del gay, del negro, del blanco o del evangélico? No por qué, no: ¿para qué? ¿Para ser común, «normal»? ¡Uy! ¡Qué aburrido! Yo tengo toda mi vida tratando de alejarme de lo común, de lo «normal». Busco identidad propia. Sobresalir. Ser lo mejor posible ¿Común? ¡Qué va!

Entonces: ¿Quién es usted para decir a otro como vivir? Usted, yo, él, ella, ellos, nosotros, TODOS, somos 95% gay.

PD: mientras escribía estas lineas me tome un café. No sé si era hetero, homo, les, bi, o trans. No le pregunté.

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